Saturday, May 31, 2008

MOMIAS


ADORMECIDO CON COCA
El pequeño no falleció de ninguna enfermedad ni accidente. Eliana Durán, entonces Jefe de Antropología del museo señaló en su época: “Las investigaciones señalan que el infante fue emborrachado con coca e instalado en su sepulcro de piedra y hielo. Se adormeció lentamente con el frío y sin sufrir dolor alguno ni darse cuenta, falleció”. El biólogo español, García Beltrán, hizo notar un detalle muy sugerente en respaldo a su teoría que el niño inca estaba con vida al ser desenterrado del cerro El Plomo. Entre los objetos de Oro y Plata que encontró el arriero, al lado del pequeño (“estatuillas” dijo), aparte de una bolsa con hojas de coca, se encontraban figuras de Oro, una de las cuales era un sapo, según el científico hispano, que los incas sabían perfectamente lo que estaban haciendo. El poner un sapo de Oro al lado del niño, era un mensaje a la posteridad, puesto que la técnica del “sapo helado” era conocida desde la llegada de los conquistadores españoles al Perú. Un sapo puede vivir hasta doce años enterrado en el hielo gracias a sus venenos, y ser resucitado años después. De hecho, hay constancia histórica, que los incas sabían conservar incorruptos los cuerpos humanos, con su técnica de congelamiento, que hoy se conoce como de “animación suspendida”. Garcilaso de la Vega, historiador mestizo del siglo XVI, hijo de la princesa inca Isabel Chimpu Ocllo y del capitán español García Lazo de la Vega, relata que en 1560 fue testigo de un hecho insólito. Por orden de las autoridades españolas, cinco momias de personajes importantes fueron trasladadas a la casa del licenciado Pablo Ondehardo. Los cuerpos correspondían a Viracocha; Fupac Yupanqui, Huayna Cápac y las princesas collas Mama Ocllo. Estaban bien preservados sus cuerpos -dice Garcilaso- que no les faltaba ni un solo cabello, ni una ceja. El sacerdote Acosta, presente en el acto dijo por su parte que los cuerpos de las momias se encontraban tan bien preservados que daban la impresión de estar con vida. Esta milagrosa conservación se debía a cierto betún y al frío que lograba detener completamente los procesos de descomposición. Las momias fueron llevadas a casa del virrey en Lima pero el clima las comenzó a deteriorar y en 1562 debieron ser sepultadas en el cementerio de San Andrés de la capital peruana. MAS MISTERIOS La conservación del niño inca se constituyó desde el comienzo en un grave problema para el Museo. Había que mantenerlo en un ambiente refrigerado y en 1985, la OEA donó la suma de quince mil dólares para que se construyera una vitrina especial, lo que creó nuevos problemas. Hans Niemayer los explicó en 1987: “Es vital que la humedad de la atmósfera que la rodea sea inferior al 45 por ciento, y la temperatura entre dos y cinco grados bajo cero. Mantener estas condiciones en la sala de exhibición fue imposible porque son alteradas por cualquier causa, por mínima que sea. Tal como las corrientes de aire, la iluminación de la cámara, el calor del público y su respiración, la vibración que puede sufrir la cámara por cualquier motivo, etcétera”. Con quince mil dólares aportados por la OEA, se construyó a cámara pero quedó mal hecha y no sirvió para los requerimientos científicos. Al final, el asunto terminó en un pleito. Frente a tal contingencia, el niño inca fue sacado de la exhibición y guardado en una bodega donde se le mantienen las condiciones necesarias. Está envuelto en pañales esterilizados para evitar cualquier contaminación que lo pudiera afectar. Sin embargo, circula el rumor que el pequeño fue retirado de la exhibición pública porque quienes se acercaban a su cámara sufrían problemas sicológicos debido a ciertas radiaciones que emitiría, un asunto que cae de lleno en lo paranormal. Esta situación nunca se ha planteado públicamente. Para el biólogo español Beltrán, que aseguraba que en Los Andes hay muchas otras momias esperando ser desenterradas de su cámara de hielo, para entregar sus secretos a los científicos del siglo XXI, los recientes hallazgos son una confirmación. La momia encontrada en el Aconcagua en 1985, también era un niño y estaba a cinco mil metros en el hielo, donde la temperatura es semejante a la de El Plomo. Dicha momia fue llevada a Mendoza y se ignora su destino posterior. Ahora los tres cuerpos encontrados en 1999 en el Llullaillaco, están en San Juan y se cree que también se trata de niños. Lo curioso es que también fueron encontrados en cámaras de hielo a cinco mil metros de altura, o sea, la misma temperatura de los hallazgos anteriores. Si se le da el crédito a la teoría del biólogo español, habría que crear una verdadera institución que se dedique a la búsqueda de estos niños enterrados vivos y extraerlos de sus cámaras sin que se alteren sus condiciones ambientales. A lo mejor… ¿quién dice?

LA CULTURA CHINCHORRO


Bernardo Arriaza y Vicki Cassman Universidad de Nevada


La gente Chinchorro habitaba la costa del desierto de Atacama desde llo, en el Perú, hasta Antofagasta en el norte de Chile. Los afloramientos de aguas dulces en la costa facilitaron el poblamiento humano de esta región. Cerca de 9.000 años atrás los primeros exploradores descubrieron la abundancia de vida a lo largo del litoral y, a medida que estos cazadores recolectores comenzaron a asentarse, se fueron transformando en pescadores expertos. En sus tiempos libres elaboraron simples, pero bellos instrumentos de pesca, como por ejemplo: anzuelos de conchas y cactáceas, pesas líticas y tejidos de malla. Además se convirtieron en hábiles tejedores de junquillos manufacturando cestería y esteras para usos múltiples. Sin embargo, uno de los aspectos culturales más interesante de Chinchorro fue su complejo sistema funerario. Alrededor de 7.000 años atrás estos pescadores comenzaron a momificar artificialmente a sus muertos, practica cultural que perduro por 3.500 años, y su epicentro cultural fue el área de Arica–Camarones. La preparación del cuerpo para la otra vida fue una creación a veces increíblemente sofisticada. Los cuerpos eran completamente desarticulados para ser posteriormente reensamblados. Los pescadores Chinchorro desarrollaron varios estilos de momificación a través del tiempo; tales como, momias negras, rojas y con patina de barro. Las momias negras son las más antiguas y las más complejas, este estilo que comenzó 7.000 anos atrás perdura por casi dos milenios. Las momias negras eran cuerpos reensamblados casi como una estatua. es decir, un cuerpo rígido, con una estructura interna confeccionada con palos, cuerdas de totora y una pasta de ceniza para el modelado del cuerpo. A menudo la piel, era reemplazada con piel de lobo marino cuando la propia era insuficiente. Al final, los preparadores fúnebres pintaban el cuerpo con una pasta negra de manganeso, de allí su nombre de momia negra. En comparación, las momias rojas se realizaban sin una gran destrucción del cuerpo. En general, los órganos eran removidos a través de incisiones. Para proveer rigidez al cuerpo se deslizaban maderos puntiagudos debajo de la piel y luego las cavidades eran rellenadas. También le añadían al cuerpo una larga peluca de pelo humano que aseguraban con un casquete de arcilla. Después de cerrar las incisiones el cuerpo era pintado con ocre rojo y a menudo la cara era pintada de negro. En algunos casos la piel era repuesta en forma de vendajes. Este estilo rojo aparece cerca de 4.000 anos atrás y perdura por casi 500 años. Después del estilo rojo, las técnicas de momificación se simplifican, los cuerpos comienzan a ser simplemente, cubiertos con una pátina de barro, como cemento, lo cual ayudaba a prevenir la descomposición. Este estilo con pátina solo duró un par de siglos. A pesar de que las poblaciones Chinchorro eran pescadores sencillos, sin conocimiento de la cerámica, la agricultura o el tejida a telar, su vida religiosa y espiritual debe haber sido muy compleja como lo demuestran sus practicas funerarias. Ellos veneraban los cuerpos momificados de sus ancestros. En las culturas posteriores como por ejemplo en la incaica, también se veneraba a los cuerpos, desecados de los ancestros. Para los Incas las momias eran consideradas Huacas o entes poderosos que tenían el poder de dar fertilidad, buenas cosechas y felicidad. Las momias conectaban el mundo real con el sobrenatural. Los Chinchorro no desaparecieron misteriosamente, sus descendientes continuaron viviendo y floreciendo en la costa del Pacifico, lo que si cambio fue la complejidad de su sistema político y social. y además hacia el 1.700 años antes de nuestra era Cristiana abandonaron la práctica de la momificación artificial. En el sistema funerario de las poblaciones post–Chinchorro los cuerpos eran enterrados en una posición flectada y se momificaban naturalmente debido a la acción desecante del desierto. Sin embargo, la momificación natural o artificial evidencia que la preocupación por la muerte y el mas allá, ha tenido una influencia poderosa en la vida cotidiana de las culturas pre–hispánicas.