Tuesday, February 5, 2008

El poder de las Mujeres


La mayoría de la gente definiría a 'sacerdotisa' como una mujer que conduce las ceremonias, una directora espiritual. Pero hay una gama de nombres y significados definidos, entre las cuales encontramos la shaman, curandera (medicine woman), adivinadora, médium espiritual, oráculo, sibila y anciana sabia.
Hay una multitud de otros títulos especificamente étnicos, tales que machi, sangoma, eem, babaylan y mae de santo. Aqui alcanzamos una ojeada a un cuadro global extenso, y poco conocido. Enfrentamos la tarea de reconstruir a tradiciones muy perseguidas, a veces perdidas, pero con huellas en la memoria cultural: los cuentos de abuelitas, o nombres y leyendas...




No podemos realmente dibujar las divisiones agudas entre todas estas categorías. La shaman puede ser una directora ritual, pero también practicar como médica o vivir solitaria en recluso místico. La visionaria puede actuar como curadora, o la curandera a veces hablar proféticamente. El papel ceremonial de la sacerdotisa no la imposibilita de entrar en trance o viajes espirituales shamánicas. De hecho, sus deberes a veces la requieren realmente poder alcanzar estos estados inspirados.Sobre todo, la especialista ritual tiene habilidades, capacidad especial, poderío aún, pero cada miembro de la communidad posee la potencia espiritual. En culturas shamánicas, el grupo participa comúnmente en elevarse el espíritu por medio de la música, la incantación, la danza, echando palmadas y sonando el tambor.
Muchas culturas indígenas mantienen la dirección espiritual femenina -- los mapuche de Chile, los karok y yurok de California, por ejemplo, así como otras en Suráfrica, Siberia, e Indonesia. Pero las sociedades imperiales y feudales suprimen el ejercicio abierto de la autoridad religiosa por las mujeres. Las sacerdotisas templares desaparecen gradualmente de Asia del oeste; los patricianos romanos intentan sofocar los misterios de mujer; las autoridades segolares y religiosas queman a las brujas en Europa; y los mandarines persiguen a las shamanes Wu.
El mismo dinámico se desarolló en la colonización de las Américas. Las inquisiciones españolas y portuguesas persiguieron a las sacerdotisas y curanderas desde el Perú a Colombia, al Brasil y hasta a México, apuntando a africanas tantas como a la gente originaria. En Venezuela, los inquisidores tomaron presa a Mauricia la Bruja por haber llevado a cabo reuniones en una cueva "para cantar y sacudir la maraca." El expediente de su proceso testifica que una voz salió de la oscuridad, llorando como un pájaro, y instruyó a la gente que guardaran las tradiciones de los antepasados indios
En el siglo 1600s, la inquisición peruana apuntaba a las sabias quechuas y aymaras, las que mantenían viva a la religión india. A menudo estas mujeres actuaban a capacitar a sus comunidades y protegerlas contra los patrones y funcionarios coloniales. Un sacerdote católico testificó que "animaron a la aldea entera que se amotinara y rebelarse, por su reputación como brujas," las tales que desafiaron a las autoridades de iglesia y del estado colonial. Acarrearon a Juana Icha ante los inquisidores por haber hecho ofrendas a los deidades antiguos y haber curado con su energía. Una denuncia a los monjes inquisidores constata que Juana Icha "adora a la tierra y a las estrellas, y que llora a las aguas."




En 1591, la inquisición brasileña procesó a la bruja portuguesa María Goncalves (conocida por "arde-lhe-al-rabo") por la brujería sexual y la fabricación de polvos de hierbas silvestres. Ella desafió al obispo, diciendole que si él predicó del púlpito, ella predicó de la cadeira (la silla sacerdotal candomblé). Las calundureiras afro-brasileñas eran muy perseguidas en el siglo 1700. Los inquisidores procesaron a Antonia Luzia por haber convocado a "las mujeres negras y marrones para adorar danzas," y por buscar la ayuda de los antepasados en la "dominación de las voluntades de los amos." La calundureira Luzia Pinta presidía en las danzas divinatorias vestido en traje angolano y en un tocado emplumado al estilo indo. Alta y pesada, de mediana edad, con las marcas tribales en las mejillas, ella continuó a bailar hasta entrar en trance, su cuerpo temblando con la energía. Luego "los vientos" entraron en sus oídos, y ella profetizó y contestó a las preguntas. Colocó en la tierra a personas enfermas, y sobresaltó sobre ellas para curarlas. Con una daga en la mano, recetó curativos de hojas del bosque

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