Hace dos millones y medio de años, profundos cambios geológicos y erupciones volcánicas dieron origen a esta enigmática isla. Entre suaves lomas con cerros y volcanes extintos se dibujan los vértices de un casi perfecto triángulo que yace remoto y solitario en el gran Océano Pacifico
La Isla de Pascua constituye uno de los lugares del mundo cuyas bellezas naturales, sus enigmáticas figuras talladas en piedra, sus misterios y tradiciones y sus acogedores habitantes, la hacen especialmente atractiva. Está ubicada en medio del Océano Pacífico, a 3.700 kilómetros de las costas de Chile
Historia
La isla fue descubierta el día 5 de abril de 1722 por el almirante holandés Jacob Roggewen.
Fue bautizada con el nombre de "Paasche Eiland", por haber sido descubierta el día de Pascua de Resurrección.
El nombre de Rapa Nui se debe a que el sector Sur oeste de la isla se llama así, pero con el tiempo se ha denominado así a toda la isla. Antiguamente los aborigenes denominaban a la isla "Te pito o te henúa" (ombligo del mundo). Su capital es Hanga Roa.
Chile tomó posesión de Isla de Pascua el 9 de septiembre de 1888 por el Capitán de Corbeta de la Armada de Chile don Policarpo Toro Hurtado. Con la incorporación de la isla al territorio nacional, se introdujo en nuestro país el componente polinésico. Con ello, terminó para los nativos una seguidilla de etapas de cruel explotación comercial y de violento despojo de sus genuinas formas de vida.
Según los datos arqueológicos, la cultura que se desarrolló en Isla de Pascua tuvo su origen en las migraciones que desde el sudeste de Asia poblaron varios miles de años atrás esta parte del Pacífico, salpicada de islas. De acuerdo con la tradición, la historia de esta cultura comenzó cuando un grupo de expertos marinos, en dos grandes canoas de madera, y con casi un centenar de hombres y mujeres, arribaron desde las Islas Marquesas a la playa de Anakena, llamando a la isla, situada a 3700 km. de América, Te Pito O Te Henúa u "Ombligo del mundo".
Según el mito, este primer grupo colonizador fue encabezado por el ariki o rey Hotu Matu’a, acompañado por su familia y aliados. La emigración había sido motivada por catástrofes ambientales ocurridas en la tierra ancestral. En este pequeño y aislado territorio de apenas 166 kilómetros cuadrados, él y su grupo de acompañantes comenzaron un desarrollo independiente y más espectacular que el de la cultura materna.
El grupo fundador incluía sacerdotes, que manejaban la astronomía y la escritura jeroglífica -rongo rongo-, así como guerreros y artesanos. Este grupo replicó la concepción polinésica de la sociedad, que consideraba a los jefes como descendientes directos de los dioses, con poderes sobrenaturales -mana-, y protegidos por una serie de reglas -tapu- que los mantenían con varios privilegios en la cúspide de la jerarquía social. Con dicho poder ordenaron el mundo e introdujeron la agricultura de plantas tropicales como el taro, el ñame, plátano, camote, etc., y animales domésticos como la gallina. Hicieron uso de los bosques de toromiro y palmeras, y de las canteras de rocas volcánicas existentes en el lugar. Recolectaron o pescaron productos del mar que los rodeaba.
Para la explotación de estos recursos, las tierras fueron repartidas entre los descendientes del primer rey en forma de franjas que abarcaban de la costa hasta el interior. En los sectores costeros levantaron centros ceremoniales -ahu-, donde instalaron grandes esculturas llamadas moai, que representaban a los ancestros fundadores de los linajes. Las estatuas más clásicas se comenzaron a elaborar alrededor del 1000 d.C., alcanzando algunas de ellas dimensiones megalíticas de casi 10 m de alto y 85 toneladas de peso. En torno a ellos, los ariki celebraban las grandes ceremonias y fiestas de redistribución de recursos.
El aumento demográfico y una explotación sobredimensionada de los suelos, condujeron a un estrés ambiental que erosionó las tierras y produjo una falta generalizada de alimentos. A raíz de ello, desde el 1600 d.C. se sucedieron cruentas guerras tribales que incluyeron el canibalismo como rito, dejando a la población dividida en dos fracciones y casi al borde de la desaparición. La mayor expresión del conflicto fue la destrucción de los moai. Para revertir el proceso, se debió recurrir a un cambio en la organización social y las estrategias productivas usadas para su conservación, amparado en una nueva religión que ya no valoraba el origen divino de algunos hombres, sino el poder dado a éstos por el dios creador Make Make en las ceremonias del hombre-pájaro o Tangata Manu. Se dio paso a un desarrollo más cuidadoso de la economía, que concentró los cultivos, -que antes se hacían en planicies y terrazas-, en verdaderos refugios, para evitar la erosión.
Tal proceso y la sociedad fueron ahora dirigidos por los guerreros de cada grupo -matatoa-, que se intercambiaban el poder anualmente en la ceremonias del hombre-pajáro. En septiembre de cada año se reunía la gente en la aldea ceremonial de Orongo, el nuevo y único centro político, donde los postulantes de cada grupo disputaban el cargo otorgado al jefe de quien volviera con el huevo del ave migratoria manutara, que llegaba en esas fechas a anidar en los islotes que se ubican frente al cráter de Rano Kau. De acuerdo a ello, el ganador elegido asumía un carácter sagrado, debiendo vivir solo y aislado; mientras su grupo adquiría un poder despótico sobre el resto de la población, que incluía sacrificios humanos a los dioses para así augurar el bienestar para el año. A la larga, dichas prácticas renovaron constantemente las hostilidades entre los grupos, produciendo un clima de permanente violencia y crisis social.
Esta situación fue la que conocieron los europeos que a partir del siglo XVIII tomaron contacto con esta cultura, lo cual influyó en la formación de una concepción negativa sobre ella. Varias visitas terminaron en matanzas o mortandades producto de pestes introducidas; muchos isleños fueron convertidos en esclavos, siendo llevados al continente por expediciones esclavistas o trabajando en la propia isla cuando se instalaron en ella aventureros franceses procedentes de Tahiti. Ello implicó el exterminio casi completo de su gente y de gran parte de esta larga historia. Sólo muchos años después de la toma de posesión de la isla por parte del gobierno de Chile (1888), y en la medida en que los descendientes de esta cultura han adquirido mayor autonomía, ha comenzado una nueva etapa de recuperación de los Rapa Nui.
Desde 1995 el Parque Nacional Rapa Nui es Sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
La Isla de Pascua depende administrativamente de la Región de Valparaíso. Pero este hermoso lugar tiene problemas económicos, debido a la distancia del continente, lo cual hace que sus habitantes sientan un cierto abandono por parte de las autoridades.
Por otra parte, la isla conserva una excepcional riqueza de bienes arqueológicos de enorme interés científico internacional. Hoy, los pascuenses son unos 2.000 y hablan su propia lengua: el rapanui pero también han adoptado el idioma español.
La cultura pascuense ha recibido una penetrante influencia tahitiana moderna, que ha provocado en ella vigorosos cambios.
El nombre de Rapa Nui se debe a que el sector Sur oeste de la isla se llama así, pero con el tiempo se ha denominado así a toda la isla. Antiguamente los aborigenes denominaban a la isla "Te pito o te henúa" (ombligo del mundo). Su capital es Hanga Roa.
Chile tomó posesión de Isla de Pascua el 9 de septiembre de 1888 por el Capitán de Corbeta de la Armada de Chile don Policarpo Toro Hurtado. Con la incorporación de la isla al territorio nacional, se introdujo en nuestro país el componente polinésico. Con ello, terminó para los nativos una seguidilla de etapas de cruel explotación comercial y de violento despojo de sus genuinas formas de vida.
Según los datos arqueológicos, la cultura que se desarrolló en Isla de Pascua tuvo su origen en las migraciones que desde el sudeste de Asia poblaron varios miles de años atrás esta parte del Pacífico, salpicada de islas. De acuerdo con la tradición, la historia de esta cultura comenzó cuando un grupo de expertos marinos, en dos grandes canoas de madera, y con casi un centenar de hombres y mujeres, arribaron desde las Islas Marquesas a la playa de Anakena, llamando a la isla, situada a 3700 km. de América, Te Pito O Te Henúa u "Ombligo del mundo".
Según el mito, este primer grupo colonizador fue encabezado por el ariki o rey Hotu Matu’a, acompañado por su familia y aliados. La emigración había sido motivada por catástrofes ambientales ocurridas en la tierra ancestral. En este pequeño y aislado territorio de apenas 166 kilómetros cuadrados, él y su grupo de acompañantes comenzaron un desarrollo independiente y más espectacular que el de la cultura materna.
El grupo fundador incluía sacerdotes, que manejaban la astronomía y la escritura jeroglífica -rongo rongo-, así como guerreros y artesanos. Este grupo replicó la concepción polinésica de la sociedad, que consideraba a los jefes como descendientes directos de los dioses, con poderes sobrenaturales -mana-, y protegidos por una serie de reglas -tapu- que los mantenían con varios privilegios en la cúspide de la jerarquía social. Con dicho poder ordenaron el mundo e introdujeron la agricultura de plantas tropicales como el taro, el ñame, plátano, camote, etc., y animales domésticos como la gallina. Hicieron uso de los bosques de toromiro y palmeras, y de las canteras de rocas volcánicas existentes en el lugar. Recolectaron o pescaron productos del mar que los rodeaba.
Para la explotación de estos recursos, las tierras fueron repartidas entre los descendientes del primer rey en forma de franjas que abarcaban de la costa hasta el interior. En los sectores costeros levantaron centros ceremoniales -ahu-, donde instalaron grandes esculturas llamadas moai, que representaban a los ancestros fundadores de los linajes. Las estatuas más clásicas se comenzaron a elaborar alrededor del 1000 d.C., alcanzando algunas de ellas dimensiones megalíticas de casi 10 m de alto y 85 toneladas de peso. En torno a ellos, los ariki celebraban las grandes ceremonias y fiestas de redistribución de recursos.
El aumento demográfico y una explotación sobredimensionada de los suelos, condujeron a un estrés ambiental que erosionó las tierras y produjo una falta generalizada de alimentos. A raíz de ello, desde el 1600 d.C. se sucedieron cruentas guerras tribales que incluyeron el canibalismo como rito, dejando a la población dividida en dos fracciones y casi al borde de la desaparición. La mayor expresión del conflicto fue la destrucción de los moai. Para revertir el proceso, se debió recurrir a un cambio en la organización social y las estrategias productivas usadas para su conservación, amparado en una nueva religión que ya no valoraba el origen divino de algunos hombres, sino el poder dado a éstos por el dios creador Make Make en las ceremonias del hombre-pájaro o Tangata Manu. Se dio paso a un desarrollo más cuidadoso de la economía, que concentró los cultivos, -que antes se hacían en planicies y terrazas-, en verdaderos refugios, para evitar la erosión.
Tal proceso y la sociedad fueron ahora dirigidos por los guerreros de cada grupo -matatoa-, que se intercambiaban el poder anualmente en la ceremonias del hombre-pajáro. En septiembre de cada año se reunía la gente en la aldea ceremonial de Orongo, el nuevo y único centro político, donde los postulantes de cada grupo disputaban el cargo otorgado al jefe de quien volviera con el huevo del ave migratoria manutara, que llegaba en esas fechas a anidar en los islotes que se ubican frente al cráter de Rano Kau. De acuerdo a ello, el ganador elegido asumía un carácter sagrado, debiendo vivir solo y aislado; mientras su grupo adquiría un poder despótico sobre el resto de la población, que incluía sacrificios humanos a los dioses para así augurar el bienestar para el año. A la larga, dichas prácticas renovaron constantemente las hostilidades entre los grupos, produciendo un clima de permanente violencia y crisis social.
Esta situación fue la que conocieron los europeos que a partir del siglo XVIII tomaron contacto con esta cultura, lo cual influyó en la formación de una concepción negativa sobre ella. Varias visitas terminaron en matanzas o mortandades producto de pestes introducidas; muchos isleños fueron convertidos en esclavos, siendo llevados al continente por expediciones esclavistas o trabajando en la propia isla cuando se instalaron en ella aventureros franceses procedentes de Tahiti. Ello implicó el exterminio casi completo de su gente y de gran parte de esta larga historia. Sólo muchos años después de la toma de posesión de la isla por parte del gobierno de Chile (1888), y en la medida en que los descendientes de esta cultura han adquirido mayor autonomía, ha comenzado una nueva etapa de recuperación de los Rapa Nui.
Desde 1995 el Parque Nacional Rapa Nui es Sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
La Isla de Pascua depende administrativamente de la Región de Valparaíso. Pero este hermoso lugar tiene problemas económicos, debido a la distancia del continente, lo cual hace que sus habitantes sientan un cierto abandono por parte de las autoridades.
Por otra parte, la isla conserva una excepcional riqueza de bienes arqueológicos de enorme interés científico internacional. Hoy, los pascuenses son unos 2.000 y hablan su propia lengua: el rapanui pero también han adoptado el idioma español.
La cultura pascuense ha recibido una penetrante influencia tahitiana moderna, que ha provocado en ella vigorosos cambios.
El grupo Rapa Nui
El origen de esta cultura se remonta a emigrantes de Polinesia, al parecer de las islas Marquesas, que llegaron a Rapa Nui con el rey Hotu Matua.
El origen de esta cultura se remonta a emigrantes de Polinesia, al parecer de las islas Marquesas, que llegaron a Rapa Nui con el rey Hotu Matua.
Como los investigadores no han logrado encontrar todos los eslabones de la historia rapa nui, la reconstrucción de su pasado es parte realidad y parte leyenda. Este camino no resulta incierto si se toma en cuenta que muchos de los hechos estudiados comenzaron con la interpretación de un mito.
La leyenda de los siete exploradoresUn ejemplo es la leyenda de los siete exploradores, a partir de la cual se han deducido muchos hechos.
Los historiadores han aceptado la existencia de Hotu Matúa y las circunstancias de su llegada a la Isla de Pascua. Y en este marco analizan el relato de los siete exploradores:
El mito señala que, precediendo al viaje de su rey y por instrucciones de un vidente, siete navegantes llegaron a la isla buscando un lugar adecuado para instalarse y sembrar "ñame" (tubérculo base de la alimentación de los inmigrantes). Dos de ellos traían, además, un moai y un collar de madreperlas, que escondieron y que luego dejaron abandonados cuando regresaron a su tierra de Hiva. Sólo un explorador se quedó en la isla.
Varios estudiosos han rescatado de este mito algunos hechos comprobables: que cuando Hotu Matúa llegó a la isla, ésta ya estaba poblada; que ya existía en ella el "ñame"; y que también había moais.
Otros deducen además, que los siete exploradores simbolizan a siete generaciones que habitaron el lugar; o tal vez a siete tribus inmigrantes, de las cuales sólo una sobrevivió y se mezcló con la gente de Hotu Matúa.
Los hechos han permitido establecer que el rey Hotu Matúa murió 20 años después de su llegada a la isla y que le sucedió su hijo mayor, Tuu Maheke. El último de esta dinastía fue Gregorio o Roroko he tau, llamado también el rey niño, que falleció en 1886, y aunque los pascuenses gustan de pensar que la sucesión dinástica no tuvo desvíos ni interrupciones, hay varios indicios de que el linaje dinástico tuvo muchas alteraciones.
Se sabe que poco después de los primeros polinesios llegó a la isla una segunda inmigración. El origen de estos nuevos pobladores es polémico, ya que sus características raciales difieren de las de aquellos que entonces se consideraban “nativos”.
A los nuevos habitantes se les llamó Hanau eepe, lo que literalmente quiere decir “raza ancha”, y en efecto, éstos eran más corpulentos y robustos que los Hanau momoko o raza delgada que ocupaban desde antes el lugar.
Los Hanau eepe tenían muy desarrollados los lóbulos de las orejas razón por la cual muchos antropólogos los asocian con los incas y sus nobles orejones descritos por Francisco Pizarro en sus informes. Pero éste, como muchos otros es un misterio no desentrañado aún. Por el momento, los orejas cortas y los orejas largas son protagonistas históricos de orígen confuso, pero cuya existencia está afianzada con reales testimonios en el pasado.
Make-Make, creador del mundo
Make-Make había creado la Tierra, animales y plantas, pero como se sentía solo, pensó en crear un ser que hablase y pensase igual que él. Fecundó la piedra, sin resultados. Fecundó el agua y creó los peces. Fecundó entonces la tierra y nació el hombre. Contento con su creación, se dio cuenta de que el hombre necesitaba compañía y así nació la mujer.
Cómo nació el Aku-Aku (versión de Oreste Plath)
"Unos diablos, una tarde calurosa, se despojaron de sus ropas para entregarse al sueño. Pero aconteció que pasó un joven de apuesta figura y pudo observar con gran admiración que sus cuerpos carecían de carne y se les podía ver y contar las costillas. A Takuihu -que así se llamaba el joven- se le quedó fuertemente grabado en la memoria tan extraño espectáculo.
Otro diablo por ahí cercano había estado observando la escena y prorrumpió en grandes gritos, hasta despertar a sus colegas y les refirió que Takuihu los había sorprendido durmiendo.
Los diablos, por temor al ridículo en que caerían entre los isleños si Takuihu contaba algo sobre su curiosa contextura, resolvieron salirle al encuentro, jurándose darle muerte si les decía que los había visto desnudos.
Interrogado el joven, que no tenía un pelo de tonto, negó con todo aplomo. Juró en tal forma, que los diablos lo creyeron sincero.
Los diablos lo acompañaron hasta su casa y no dejaron de vigilarlo y escuchar sus conversaciones, por si hacía comentarios sobre sus escuálidos cuerpos. Durante dos días estuvieron escuchando pero el joven les había espiado y guardaba la más absoluta reserva.
Después de este tiempo se retiraron, seguros de que el secreto de sus ridículos cuerpos no era conocido por ningún mortal.
Pero cuando Takuihu se vio libre de los diablos, cogió un trozo de toromiro y talló en él la figura descarnada que tenía en su memoria.
Tal fue la razón de las primeras imágenes de Akauaku que se tallaron en Pascua y éste el medio de comunicación que encontró el nativo sin recurrir al lenguaje, para contar lo que había visto".
Danzas del grupo Rapa Nui
Los pascuenses son buenos bailarines y parece que su gran pasión fuera la música y la danza. Algunos los bailes más conocidos son el Sau-Sau, el Tamuré y el Ula Ula.
El Sau Sau es una danza de ritmo alegre y sensual y es la mas importante de la isla
La danza en Rapa Nui, así como todas las manifestaciones culturales, constituyen parte importante de la cosmovisión del pueblo insular. De origen ancestral, muchos bailes isleños se han extinguido, influyendo en parte en ello la evangelización católica, que censuró algunas manifestaciones por su carga erótica debida al sentido de fertilización o iniciación sexual.
La danza más conocida de la isla es el sau sau. De gran presencia escénica y mediática, el sau sau se ha transformado paulatinamente en la carta de presentación cultural de la isla hacia el continente. De aparente origen samoano, el sau sau es sinónimo de baile y fiesta. Su carácter es eminentemente recreativo y posee un marcado acento erótico, apreciable en los ondulantes movimientos de manos y caderas.
En la década de 1960 se hizo popular en Isla de Pascua el tamuré. Casi tan popular en el continente como el sau sau, este baile de origen tahitiano es mucho más agresivo, incluso acrobático, con fuertes movimientos pélvicos que pretenden hacer evidente el acto amoroso.
La danza más conocida de la isla es el sau sau. De gran presencia escénica y mediática, el sau sau se ha transformado paulatinamente en la carta de presentación cultural de la isla hacia el continente. De aparente origen samoano, el sau sau es sinónimo de baile y fiesta. Su carácter es eminentemente recreativo y posee un marcado acento erótico, apreciable en los ondulantes movimientos de manos y caderas.
En la década de 1960 se hizo popular en Isla de Pascua el tamuré. Casi tan popular en el continente como el sau sau, este baile de origen tahitiano es mucho más agresivo, incluso acrobático, con fuertes movimientos pélvicos que pretenden hacer evidente el acto amoroso.
A estas dos hay que sumar una serie de danzas más tradicionales, aunque posiblemente menos conocidas. Es el caso del atarita o upa-upa, danza de pareja mixta caracterizada por los saltos en un pie que hace el hombre, para luego con un pequeño salto cambiar de apoyo, mientras su pareja efectúa movimientos pendulares.
Hay también algunas danzas colectivas, con movimientos circulares, semi-circulares o en fila, avanzando y retrocediendo. Es el caso del oko, danza circular de carácter fálico en que los hombres emiten sonidos guturales llamados ngau, acompañados de saltos bajos y movimientos incitantes y violentos. También existe el kaunga terongo, danza masculina de origen guerrero o de iniciación a la pubertad, donde el hombre baila acompañado de un bastón llamado toko-toko. Se puede mencionar además el haka piri, baile de pareja en que hombre y mujer unen sus pelvis, puko vahine y puku langala, y mueven circularmente sus caderas, llevando los brazos en jarra, arriba o con las palmas de la mano sobre la nuca. Otro ejemplo es el nagana, especie de zapateado en que se baila sobre un pie lanzando el otro con fuerza hacia delante.
Existen también una serie de danzas miméticas, en las que se simulan leyendas, combates o actividades cotidianas, como es el caso de la "danza del bote". Entre ellas, hay un tipo de baile en que el danzante solamente a través del movimiento de brazos y manos, sin desplazamiento, da cuenta del texto de la canción interpretada, otorgando con breves ademanes profundos significados propios de la tradición Rapa Nui.
Sau Sau
En las fiestas el sitio de honor corresponde al Sau Sau, de origen samoano, que los habitantes fijan la fecha de importación en la década del año 1940, que en la Isla ha tomado características propias.
Durante la noche se organizan reuniones, en que se efectúa esta danza, en que las mujeres muestran toda su gracia y soltura, dentro de una movilidad cadenciosa, que acompañan con el movimiento ondulante de sus manos. En el Sau Sau, las parejas se unen y se apartan con movimientos rápidos de caderas.
En esta danza, los pascuenses, en especial las mujeres, se ponen una vestimenta de plumas de colores, que conjunto modernos de danzas están introduciendo.
El autorizado autor de "La Herencia Musical de Rapa Nui", doctor Ramón Campbell, describe así esta danza:
"La pareja empieza el baile como un verdadero corrido, abrazando el varón a la dama y dando algunas vueltas por la pista de baile. Después de una, tres o cuatro vueltas de corrido, la dama es soltada del brazo que la ciñe y queda cogida sólo por la mano izquierda del galán. Entonces debe ella hacer algunas vueltas sobre sí misma, girando sobre el eje que le proporciona su compañero con su mano, mientras la contempla girar. Después de esta fase, en la cual la dama da una, dos o tres vueltas sobre su eje, la pareja se separa y se inicia la parte más original del baile. Esta parte se caracteriza por cruces más o menos en línea oblicua de la pareja en uno y otro sentido, siempre dándose el frente y ejecutando diversas figuras paralelas que se van complicando cada vez más. La multiplicidad de las figuras que ejecuta la pareja se alterna con pequeños intervalos en los cuales los danzantes, colocados a los extremos de sus respectivas pistas, se detienen un instante para iniciar una nueva figura de diferente forma".
Ula Ula
Danza de origen tahitiano, se baila en la Isla una reminiscencia del original, según el doctor Ramón Campbell. "Danzando generalmente en ritmo de corrido vivo, las parejas acostumbran bailar separados, haciendo ondular especialmente las caderas en forma lateral, suavemente, y descansando los pies alternativamente sobre el talón y la punta de los dedos, con rotación de ellos. Las mujeres acompañan el baile con gráciles movimientos de los brazos, haciéndolos ondular en forma muy armoniosa, ya a un lado ya hacia el otro, imitando en muchas ocasiones el acto de peinarse los cabellos con una mano y contemplarse en un invisible espejo con la otra mano. Todo esto con una gracia y sugerencia muy femenina y cautivadora. No suele haber en este tipo de danza movimientos indecentes o provocativos. Se suele alternar el movimiento bailable con figuras, las cuales las piernas se van flectando paulatinamente hasta casi tocar las asentaderas con los talones, y tomando posición de cuclillas sin dejar de ondular rítmicamente y alzarse después en forma inversa".
Tamuré
Danza propiamente tahitiana, cuya gracia radica en dos aspectos principales. "Por una parte, la verdadera acrobacia que es preciso desarrollar con las piernas, en movimientos extraordinariamente rápidos y la ejecución de movimientos de vaivén pelvianos más o menos violentos" (Rammón Campbell).
Los que ejecutan bien esta danza son los hombres que han viajado a Tahiti. Las mujeres en contadas oportunidades se atreven a hacer los pasos o figuras del Tamuré tahitiano.
Danzas y cantos actuales son estilizaciones del folclor polinésico. De origen reciente están el Vals tahitiano y el Tango pascuense.
Instrumentos musicales del grupo Rapa Nui
En Isla de Pascua existe una interesante música autóctona enraizadas en viejas tradiciones y leyendas transmitidas oralmente de generación en generación. En la imaginación de sus cantores se ha observado un folklore de cantos rurales que se diferencian con los cantos actuales de origen Polinésico, que son de carácter más alegre. Esta isla posee su propia cultura y creencias que con el paso del tiempo se han mantenido inalteradas. Maea
Estas eran piedras duras, redondas, sonoras y musicales que se golpeaban rítmicamente y acompañaban los conjuntos de cantos. Estas piedras eran extraídas del lecho marino, por ser resistentes.
Los cantos antiguos eran acompañados con las manos, golpeando las palmas. En las danzas estaban los sonidos en forma rimada proferidos por la garganta; y el ritmo era marcado con un báculo de madera con el cual se golpeaba el suelo, maza alargada llamada ua, de forma como remo delgado.
Keho
Tambor primitivo de piedra. Se hacía un hoyo ancho en la tierra, y en el fondo de éste se hacía otro más pequeño y circular, donde se colocaba una calabaza vacía cubierta con una piedra laja. Sobre esta piedra, un cantante o danzante golpeaba con sus pies desnudos fuertemente siguiendo el ritmo de la música. El efecto obtenido por el retumbar del aire contenido en el hoyo, al cual la calabaza hacía de caja de resonancia.
Hio (aerófono)
Instrumento de la familia de los aerófonos, es una especie de flauta fabricada de la caña de bambú. El significado de la palabra hio es silbar o soplar.
Kauaha (idiófono)
Mandíbula de equino desecada en forma natural. Los huesos maxilares inferiores conservan en los alveólos dentarios todas las piezas sueltas, que no se salen debido a su forma. Al golpear la quijada, que se coge en la parte delantera, contra el suelo o contra la palma de la otra mano, produce dos sonidos.
Ukelele (cordófono)
Se usa en la Isla de Pascua a donde llegó desde la Polinesia. El Ukelele o guitarra hawaiana es un cordófono similar en su caja a la guitarra, pero mucho más pequeña y con cuatro cuerdas solamente.
Guitarra (cordófono)
De fabricación isleña, fue muy usada en los tiempos pasados. Ahora, la mayoría es llevada del continente.
Upa-Upa (aerófono)
Es el acordeón de botones o teclado.
Armónica de boca
Música de boca
Tradición social del grupo Rapa Nui
La sociedad rapanui estaba dividida en unas diez tribus o mata las que a su vez se subdividían en linajes (ure) que estaban conformados por familias que descendían de un ancestro común. Cada linaje tenía su centro de poder político y religioso en los sectores costeros, desde donde controlaban un territorio (kainga) que se proyectaba hacia el centro de la isla. En la franja costera era donde se construían plataformas ceremoniales (ahu) en las que se desarrollaban ceremonias, investiduras, además de ritos de iniciación y redistribución de alimentos. En este sector se asentaba la nobleza y los sacerdotes (en casas-bote o hare paenga) y hacia el interior se distribuían las familias extensas en torno al anciano de mayor prestigio que lideraba el linaje.
Tradición Social
De acuerdo a la tradición, el ariki o rey Hotu Matu'a a la cabeza de una sociedad compuesta por la familia real (ariki paka), sabios (maori), sacerdotes (ivi atua), guerreros (matatoa), además de artesanos, pescadores y agricultores habría partido desde una lejana tierra llamada Marae Renga. Consigo portaban bienes como tablillas de madera (rongo rongo) con registro escrito de leyendas y genealogías, además de plantas y animales que resultaron de extrema importancia para los colonizadores de un territorio escaso en recursos.
El ariki era descendiente directo del dios creador por lo que estaba investido de un poder sobrenatural denominado mana y protegido por el tapu o tabú. El mana se concentraba en la cabeza del ariki, de tal suerte que nadie podía tocarlo ni cortarle el pelo.
Anakena es una hermosa playa de arenas blancas, con palmeras y de aguas color turquesa. De acuerdo a la leyenda este fue el lugar en que habitaron los reyes y su familia.Tradición Social
De acuerdo a la tradición, el ariki o rey Hotu Matu'a a la cabeza de una sociedad compuesta por la familia real (ariki paka), sabios (maori), sacerdotes (ivi atua), guerreros (matatoa), además de artesanos, pescadores y agricultores habría partido desde una lejana tierra llamada Marae Renga. Consigo portaban bienes como tablillas de madera (rongo rongo) con registro escrito de leyendas y genealogías, además de plantas y animales que resultaron de extrema importancia para los colonizadores de un territorio escaso en recursos.
El ariki era descendiente directo del dios creador por lo que estaba investido de un poder sobrenatural denominado mana y protegido por el tapu o tabú. El mana se concentraba en la cabeza del ariki, de tal suerte que nadie podía tocarlo ni cortarle el pelo.
La familia real se habría instalado en Anakena, convirtiéndose por generaciones en el territorio más sagrado e inviolable de la isla. Sin embargo, antes de morir, Hotu Matu'a habría dividido la isla entregándole una parte a cada uno de sus hijos para que estos formaran sus propias tribus o mata.
Al pasar el tiempo las tribus fueron subdividiéndose en distintos linajes con lo que también se generaron diferencias de prestigio en la estructura social, de tal forma que hacia la época cúlmine del desarrollo cultural rapanui las tribus del oeste habrían formado una confederación llamada Ko Tuú Aro que se mantuvo permanentemente en conflicto con aquellas del este llamadas Ko Hotu Iti.
La ceremonia del hombre pájaro
Esta ceremonia del hombre-pájaro o Tangata Manu surgió como respuesta a los conflictos sociales que existían en la Cultura Rapa Nui. El dios creador Make Make entregaba el poder a quien volviera con el huevo del manutara, ave migratoria que llegaba en esas fechas a anidar en los islotes que se ubican frente al cráter de Rano Kau. La gente se reunía en la aldea ceremonial de Orongo, el nuevo y único centro político. Los guerreros de cada grupo -matatoa- disputaban el cargo para su linaje.
El ganador elegido asumía un carácter sagrado, debiendo vivir solo y aislado; mientras su grupo adquiría un poder despótico sobre el resto de la población, que incluía sacrificios humanos a los dioses para así augurar el bienestar para el año. A la larga, dichas prácticas renovaron constantemente las hostilidades entre los grupos, produciendo un clima de permanente violencia y crisis social.
Fuente: Consejo de Monumentos Nacionales
Al pasar el tiempo las tribus fueron subdividiéndose en distintos linajes con lo que también se generaron diferencias de prestigio en la estructura social, de tal forma que hacia la época cúlmine del desarrollo cultural rapanui las tribus del oeste habrían formado una confederación llamada Ko Tuú Aro que se mantuvo permanentemente en conflicto con aquellas del este llamadas Ko Hotu Iti.
La ceremonia del hombre pájaro
Esta ceremonia del hombre-pájaro o Tangata Manu surgió como respuesta a los conflictos sociales que existían en la Cultura Rapa Nui. El dios creador Make Make entregaba el poder a quien volviera con el huevo del manutara, ave migratoria que llegaba en esas fechas a anidar en los islotes que se ubican frente al cráter de Rano Kau. La gente se reunía en la aldea ceremonial de Orongo, el nuevo y único centro político. Los guerreros de cada grupo -matatoa- disputaban el cargo para su linaje.
El ganador elegido asumía un carácter sagrado, debiendo vivir solo y aislado; mientras su grupo adquiría un poder despótico sobre el resto de la población, que incluía sacrificios humanos a los dioses para así augurar el bienestar para el año. A la larga, dichas prácticas renovaron constantemente las hostilidades entre los grupos, produciendo un clima de permanente violencia y crisis social.
Fuente: Consejo de Monumentos Nacionales
Arte y arquitectura del grupo Rapa Nui
La creación de los moais dantan de entre los siglos VIII al XI d.C., siendo el más antiguo el ahu Tahai con una fecha de 713 d.C.
La arquitectura monumental religiosa que se desarrolló en Rapa Nui se sustentó en el culto polinesio a los ancestros. Esta forma constructiva tenía como componente básico un recinto o plaza rectangular en uno de cuyos extremos se ubica una plataforma principal -también rectangular- a manera de altar dedicado a los dioses y ancestros que eran representados mediante losas de basalto, coral o trozos de madera dispuestos verticalmente. En Rapa Nui se conocieron como ahu o ahu-moai, y aunque conservaron el patrón arquitectónico y algunos rasgos polinésicos originales, además de significado y función, en esta isla fue ampliada la plataforma central y perfeccionado el sistema constructivo. Sin embargo, la mayor diferencia e innovación la constituyó el uso de moai en vez de losas o maderos verticales.
La creación de estas estructuras ceremoniales dantan de entre los siglos VIII al XI d.C., siendo el más antiguo el ahu Tahai con una fecha de 713 d.C.
Arte Rupestre
Otra manifestación importante y singular en la cultura Rapa Nui es el arte rupestre que se desarrolló a través de dos modalidades: petroglifos y pinturas.
En la isla existen alrededor de 1.000 sitios de arte rupestre con aproximadamente 5.000 motivos registrados. Se han establecido 12 agrupaciones de motivos entre los que destacan las figuras antropomorfas y rasgos antropomorfos aislados, aves, especies marinas y terrestres, objetos ceremoniales, embarcaciones, etc.
El motivo más destacado en los petroglifos corresponde a la representación del hombre pájaro o Tangata Manu presente especialmente en las rocas de Mata Ngarau en la aldea ceremonial de Orongo junto al volcán Rano Kau.
Las pinturas son más escasas en la isla, encontrándose en lugares como Motu Nui (uno de los islotes frente a Orongo), en paredes interiores de algunas casas de Orongo, en la caverna Ana Kai Tangata y en otras cavernas ubicadas en la costa norte.
Fuente: Consejo de Monumentos Nacionales
Aringa Ora o Koro Rapa Nui
La creación de los moais dantan de entre los siglos VIII al XI d.C., siendo el más antiguo el ahu Tahai con una fecha de 713 d.C.
La arquitectura monumental religiosa que se desarrolló en Rapa Nui se sustentó en el culto polinesio a los ancestros. Esta forma constructiva tenía como componente básico un recinto o plaza rectangular en uno de cuyos extremos se ubica una plataforma principal -también rectangular- a manera de altar dedicado a los dioses y ancestros que eran representados mediante losas de basalto, coral o trozos de madera dispuestos verticalmente. En Rapa Nui se conocieron como ahu o ahu-moai, y aunque conservaron el patrón arquitectónico y algunos rasgos polinésicos originales, además de significado y función, en esta isla fue ampliada la plataforma central y perfeccionado el sistema constructivo. Sin embargo, la mayor diferencia e innovación la constituyó el uso de moai en vez de losas o maderos verticales.
La creación de estas estructuras ceremoniales dantan de entre los siglos VIII al XI d.C., siendo el más antiguo el ahu Tahai con una fecha de 713 d.C.
Arte Rupestre
Otra manifestación importante y singular en la cultura Rapa Nui es el arte rupestre que se desarrolló a través de dos modalidades: petroglifos y pinturas.
En la isla existen alrededor de 1.000 sitios de arte rupestre con aproximadamente 5.000 motivos registrados. Se han establecido 12 agrupaciones de motivos entre los que destacan las figuras antropomorfas y rasgos antropomorfos aislados, aves, especies marinas y terrestres, objetos ceremoniales, embarcaciones, etc.
El motivo más destacado en los petroglifos corresponde a la representación del hombre pájaro o Tangata Manu presente especialmente en las rocas de Mata Ngarau en la aldea ceremonial de Orongo junto al volcán Rano Kau.
Las pinturas son más escasas en la isla, encontrándose en lugares como Motu Nui (uno de los islotes frente a Orongo), en paredes interiores de algunas casas de Orongo, en la caverna Ana Kai Tangata y en otras cavernas ubicadas en la costa norte.
Fuente: Consejo de Monumentos Nacionales
Aringa Ora o Koro Rapa Nui
En ella se festeja el ciclo anual de la vida, relacionado con la fertilidad y productividad. El ritual se realiza para simbolizar una nueva temporada de siembra de los recursos naturales, tanto terrestres como marinos.Con motivo del solsticio de invierno, se ha celebrado recientemente con el nombre de Aringa Ora o Koro, sin embargo no es reconocida por este pueblo como una fiesta tradicional.
En ella se festeja el ciclo anual de la vida, relacionado con la fertilidad y productividad. El ritual se realiza para simbolizar una nueva temporada de siembra de los recursos naturales, tanto terrestres como marinos. Se rinde homenaje a los patriarcas de las familias, junto a los linajes y parientes de la comunidad, y se festeja con un gran curanto compuesto de pollo, atún, langosta y frutas, como plátanos y camotes. Aringa Ora o Koro significa el rostro vivo del patriarca.
Del mismo modo se ha celebrado el ciclo anual de la vida, relacionada con la fertilidad y la productividad, la Fiesta de Invierno por iniciativa de Sernatur, cada 21 de junio.
Ceremonias ancestrales
Se realizan varias fiestas culturales durante el año, alguna de estas son la Tokerau y la Tapati Rapa Nui, siendo esta última la más importante como muestra cultural; en este festival mantienen sus costumbres ancestrales a través de canciones, bailes y otras antiguas tradiciones. Se desarrolla desde varias decadas y participan todas las familias agrupandose en clanes con sus respectiva candidata a reina. Tapati Rapa Nui se desarrolla en el mes de febrero y durante sus dos semanas, cada grupo de familia debe realizar una serie de pruebas para sumar puntos a la candidatas a reina. Entre la gran cantidad de pruebas que se realizan está la Pora, Riu, Haka Pei, Takona, entre otras.
Para los rapa nui el corte del cordón umbilical, el primer corte de pelo y la postura del primer taparrabo eran objeto de ceremonias. A los ocho años, se realizaba el tatuaje de las piernas.
En la pubertad se realizaban importantes ceremonias de iniciación a la vida adulta. Niños y niñas eran llevados a la isla Hotu Mui para pintarles el cuerpo de rojo y blanco. Alejados por varios meses de sus familias, los adolescentes aprendían las costumbres, tradiciones, oficios, técnicas de guerra, conocimientos religiosos y juegos de destreza corporal. Los maestros solían seleccionar a los alumnos talentosos para que se dedicaran a oficios específicos como la escritura, el arte del tatuaje, la artesanía o el oficio de cantero.
Cuando un ser importante de la familia fallecía se envolvía el cuerpo con una tela vegetal y se lo dejaba descomponer al aire libre, junto a un Ahu, por dos años. Luego se sacaban los huesos y se depositaban dentro de una cámara construida en el altar ceremonial. Ahí, el alma del difunto se encontraría con sus antepasados. Sus familiares recordaban al ser ausente, al menos en cuerpo, con una ceremonia llamada Paina. Era una fiesta ofrecida por los deudos, considerada como un importante acontecimiento social. Frente al Ahu, que cobijaba al difunto, se instalaba una gran figura, formada de palos y telas vegetales, y provista de una cabeza.
El pueblo Rapa Nui habita la Isla de Pascua, Rapa Nui es el nombre originario de esta isla de origen volcanico y forma triangular, situada en medio del Oceano Pacifico Sur.
La isla, de sólo 180 km2, posee tres volcanes situados en sus tres puntas, el Rano Kau, el Maunga Terevaka y el Poike.Grandes esculturas de piedra, coronados con rojos sombreros que dan la espalda al mar enmarcan esta compleja y misteriosa cultura. Son los característicos Moai que, a más de 3.000 km. de la costa de Chile continental, frente al Puerto de Caldera, nos hablan de este pueblo ancestral.Alrededor de 250 Ahu, altares ceremoniales de piedra, 600 Moai en pie y otros esparcidos por la isla, abundantes petroglifos grabados en piedras volcánicas, y música y bailes que recuerdan a la Polinesia, son su escenario cultural.Actualmente la isla está habitada por 3.837 personas, de las cuales, existe una diferencia de género: 2.010 hombres y 1.827 mujeres; un índice urbano de 3.630 personas, y un índice rural de 207 personas aproximadamente.
La isla, de sólo 180 km2, posee tres volcanes situados en sus tres puntas, el Rano Kau, el Maunga Terevaka y el Poike.Grandes esculturas de piedra, coronados con rojos sombreros que dan la espalda al mar enmarcan esta compleja y misteriosa cultura. Son los característicos Moai que, a más de 3.000 km. de la costa de Chile continental, frente al Puerto de Caldera, nos hablan de este pueblo ancestral.Alrededor de 250 Ahu, altares ceremoniales de piedra, 600 Moai en pie y otros esparcidos por la isla, abundantes petroglifos grabados en piedras volcánicas, y música y bailes que recuerdan a la Polinesia, son su escenario cultural.Actualmente la isla está habitada por 3.837 personas, de las cuales, existe una diferencia de género: 2.010 hombres y 1.827 mujeres; un índice urbano de 3.630 personas, y un índice rural de 207 personas aproximadamente.
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